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068 – Los Máximos y las Dualidades

    Historia Chinita

     

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

    Bitácora de aventuras, edición Los Máximos y las Dualidades:

    Hitoria Chinita

          A veces noto que la gente se me caga en mi madre cuando en medio del caos y su desesperación mi única contestación es: ¿estás dando tu máximo?  Me resulta increíble cómo a veces uno integra frases a su interior y ni se entera, uno se automatiza, esa me la regaló Augusto. Es como cuando era más pequeña, que insistía en que no era como las demás “nenas”, y me llevaba mejor con los “nenes”, al punto de que más adelante en la vida me refería a mí misma como un “macho más dentro de mi grupo de amigos”, y me resultaba totalmente ofensivo que me dijeran que era una “mujer”...  

           He hecho la paz recientemente con todos esos términos, probablemente mi subconsciente comienza a entender que ni siquiera recuerdo ya por qué fue que me empezó a molestar ser como “las mujeres”, aunque tengo la teoría de que solo lo repetí de mi mamá, porque en mis visitas de las últimas semanas me entretuve contando cuántas veces en un solo día hizo el comentario (3 - 4).  

           Las ideas, las frases, la repetición, que fuente de poder más cabrona y peligrosa, y que a la vez puede ser tan edificadora; y pensando en retrospectiva a esta semana macabra y decisiva a la vez, me llena de terror y aliento a la misma vez.  Y yo acá hablando de dualidades, y acabo de recordar “la fuerza” y sus balances, adecuado diría yo, en un 4 de mayo (bueno, en español no da tanta gracia), pero ya, enfoque Natalita, historias de “Jedis” para otros días.  

          En honor a lo que se vive en el país fuera de mi pequeña burbuja de felicidad auto creada, esta semana, junto con miles de otros boricuas, salí a la calle, a dejar sentir mi voz, junto con la de ellos.  Y estando en las marchas, y regresando de ellas me volví a topar con la misma conversación interna del poder de las frases y la repetición.  Hoy, unos días después de caminar, cantar consignas y lamentablemente, esquivar gases lacrimógenos, finalmente puedo hablar en paz del tema, había andado un poco sentimental toda la semana a raíz de los desenlaces.  Me puse a pensar en dos cosas principales: las consignas y los comentarios en redes sociales.  Volvemos a la repetición y las dualidades.  En una marcha, uno se une a un colectivo y canta consignas en conjunto, y a veces ni se da cuenta uno de qué está repitiendo, ni del poder que tiene esa repetición.  En los últimos años, me he vuelto más consciente de las cosas que digo, y por ende, me vi repitiendo algunas consignas pero otras no.  

           Luego de una marcha, desarrollé la costumbre de regresar a la casa, y ponerme a revisar qué estaban diciendo otros sobre la marcha (y diría yo que en estos tiempos al llegar de cualquier lugar, a veces revisamos hasta mientras estamos en los lugares). Creo que es una costumbre desarrollada en conjunto, a decir verdad.  

           Entonces, uno encuentra videos y escritos que se han visto y compartido infinidad de veces.  La mitad de las veces, esa repetición se da meramente por apoyo incondicional a alguna persona o causa, y esta vez no fue la excepción.   Pude ver análisis y opiniones de parte de personas que no estuvieron ni cerca de los hechos, unos con tono de condena y otros con tono de aplauso, y la seguridad en su repetición me causó un poco de miedo, casi tanto miedo como estar en medio del grupo y repetir consignas con las que no estoy de acuerdo sin querer porque me agarró la emoción del momento.  Cerré la pantalla de los análisis ante la frustración de lo que leía, y después me vino a la mente la maldita frase que tengo impregnada: ¿están dando su máximo?  

           Aunque me molestó mi propia contestación, la verdad era que sí, estaban dando su máximo y, a su entender, esa es la realidad y lo único que pueden analizar de todo lo que pasó y de lo que está por venir en nuestro país (que puede resultar perjudicial incluso para ellos mismos, aunque aún no lo vean así).  Así que me dije la frase tal cual se la digo a los demás, si la gente está dando su máximo, tengo dos opciones (como siempre): o aceptar que es su máximo y respetar sus opiniones y análisis; o ayudar a otros para que su perspectiva pueda ser cada día más amplia, y puedan ver la película completa antes de hacer esos análisis que me pusieron triste en primer lugar.  

           Como buena niña eterna que soy, opté por la opción de intentar de derrotar el imperio, yendo en contra de la corriente.  El lado oscuro de la fuerza, (al final volvimos con la fuerza, qué puedo decir, mi papá nos crió en ella), esos a quienes nosotros mismos hemos ayudado a estar en el poder, asumo que llegan a su casa y se sientan a ver (me imagino que con vino y tapas y to’a la pendeja’) cómo nos ‘esbaratamos nosotros mismos, solitos, sin ayuda, sin poner el mínimo esfuerzo, que cosa cabrona.  Y nosotros tan pendejos que todavía caemos mano, eso es lo verdaderamente cabrón del lado oscuro.  

           ¿Y qué tal si en lugar de ejecutar los planes que el imperio diseñó para nosotros como maquinitas y estar peleando entre nosotros mismos nos ponemos cada uno pa’ lo suyo y echamos pa’lante este hogar común?  Digo, pensando yo acá, porque al final del día, al menos yo, prefiero invertir mi tiempo contribuyendo con proyectos que ayuden a la masa de la que soy parte, antes que invertirlo en estar frustrada por la opinión de alguien más.  Además, no hay mejor escuela que el ejemplo, y si yo soy la primera que anda cayendo en las trampas de división, ¿cómo voy a ayudar a los demás a salir de ellas?

     

    22 de abril - 4 de mayo de 2018

     

    Y tú, ¿cómo te saliste de las trampas de división?  ¿Me cuentas? 

    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

     

    https://linktr.ee/natalita_

     

    Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!