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052 – Una Presentación en el Jardín

    Si no has escuchado los episodios 36, 37, 42 y 44, date la vuelta por allá antes de escuchar este.

    Historia Azul

    Nadaron un ratito en la fuente, el tiempo suficiente para que El Gigante soltara a la abejita y se fuera con ellos a lapachar. Después de un largo día de expedición y caminatas, fue el mejor plan no planificado posible. El Gigante los miraba jugando feliz y les echaba agua por encima, tenía un poco de miedo, sabía que podía perder la paciencia de nuevo en cualquier momento. Ellos también lo sabían, pero no le daban importancia, ellos entienden a perfección que uno se debe preocupar por lo que se tiene de frente, lo demás, se piensa sin sufrirlo, al final, no está frente a ti, no lo tienes que enfrentar en ese momento. Cuando toca, se enfrenta, como todo. 

    Cuando estuvieron listos, El Gigante los ayudó a salir y se acostaron en el borde de la fuente, poniéndose al sol para secarse, y de paso cogieron su merecida siesta, que día largo habían tenido, y faltaba la meta principal: jugar en el parque. Despertaron un rato después por el ruido de un gentío, abrieron los ojos y se vieron rodeados de gente, la plaza estaba llena. ¿De dónde salió tanta gente? No le dieron mucha importancia, se dispusieron a caminar por el jardín que tenían que atravesar para poder llegar al parque al que tanto anhelaban llegar. Estaban medio morroñosos todavía mientras bajaban de la fuente de agua, pero notaron que todas las personas que estaban en el jardín buscaban sin cesar entre sus bultos, entre las plantas, y alrededor de la fuente. Cuando se fijaron bien, eran los mismos Mayores de 5 Años que estaban en el restaurante en el que escondieron el tesoro hacía unas horas. 

    Sus duendes se habían puesto de tamaño miniatura, y corrían como unos locos de un lado para otro bailando y brincando. Cuando se baila una cierta coreografía, y se hace sintiéndose feliz, se unen varias dimensiones, y todos pueden verlos, por un lapso super breve de menos de un segundo. Los duendes manejan esta coreografía y sentimiento super bien, y en ocasiones la utilizan para dar mensajes a quienes acompañan.  En esta ocasión, querían que jugaran en el hermoso jardín en el que se encontraban, y al que si no hubiera sido por su intervención ni siquiera hubieran entrado. El jardín tenía un camino central que iba haciendo curvas, rodeado de plantas, estatuas, y en el centro, una pequeña tarima, suficiente para cinco o seis personas adultas, unos 4 niños, mil duendes y mil niños interiores y de tribus que cambian de tamaño a su antojo. 

    El jardín estaba lleno de Mayores de 5 Años, todos tratando de entender lo que veían, lo que sentían; no estaban asustados, se sentían en paz dentro de todo, pero la búsqueda por entender lo que experimentaban no les permitía parar. En cierto punto, todos los duendes los llevaron hasta los banquitos frente a la tarima, donde se sentaron a descansar, y a mirar los árboles que estaban alrededor de la tarima. Justo en ese momento, pasaban la Niña, el Niño, la pequeña Natalita, Augusto y El Gigante por al frente de la tarima, y al mirar a su izquierda y ver a ese público sentado tan ordenadito, no pudieron evitarlo, y comenzaron su presentación. Todos los duendes se bajaron de golpe a la tarima, querían ser partícipes de la presentación. En esta ocasión, se aseguraron de no ser tan receptivos como en sus bailes de hacía unos minutos, escogiendo sus coreografías, su ritmo, su movimiento, para que pudieran ser sentidos, pero no vistos.  ¡Imagínate la escena que se formaría si tantos Mayores de 5 Años los vieran a la vez, un caos, no, con ellos hay que ir pasito a pasito mostrándoles el camino hacia la Recordación, para que no se espanten y tengan que empezar desde de 0 otra vez. Con sus movimientos, lo que lograban era captar su atención, los árboles lo hacen también, cuando permiten que el viento mueva sus ramas, sus hojas, sus flores. 

    Bailaron y bailaron, y por primera vez en mucho tiempo, los Mayores de 5 Años solo se quedaron qquietecitos observando. Descansaron, contemplaron, sonrieron. La mayoría de ellos ni siquiera recuerda cuándo fue la última vez que solo se sentaban en un lugar a mirar a su alrededor. Esta práctica no es muy comun, creo que vivimos en tanta planificación y con todo tan medido que al crecer, olvidamos la magia de la improvisación, de hacer las cosas porque sí. No quiere decir que las rutinas sean malas, pero muchas veces nos limitan de ver qué tiene La Vida para nosotros, pues a veces nos ponemos tan estrictos con el tiempo que ni siquiera miramos para el lado. ¿Y qué es eso del tiempo? ¿Cómo funciona el tiempo? Una vez Augusto dijo que el tiempo, en cierta manera, es circular y no linear, pero que también se mueve en zigzag, al contrario de lo que nos han enseñado desde niños, el clásico error del ayer, el hoy y  el mañana. Él dice que si te detienes lo suficiente, te puedes dar cuenta de que el tiempo no existe realmente, y que lo puedes parar, retroceder y acelerar como quieras, al menos en cierta manera. Como ahora mismo, el tiempo pasó de estar contado, a detenerse por un lapso que a quienes lo experimentaron les pareció de horas, pero que cuando miraron sus relojes se dieron cuenta de que duró apenas unos minutos. Se levantaron, se estiraron, sonrieron, y volvieron a sus rutinas, pero esta vez con una felicidad casi inexplicable, y que en adelante tratarían de repetir a diario por el resto de sus vidas, hasta que casi llegando al final, todo su tiempo transcurrió así, evidenciando el maravilloso impacto que puede tener un pequeño instante. Los duendes se despidieron felices, ¡que gran día de Recordación, que buen paso, que buen comienzo, que buen baile y que bueno ser sentidos, aunque fuera por unas horas! 

    El Gigante y los amigos se bajaron de la tarima y continuaron caminando, casi estaban llegando a la entrada del parque, cuando de frente se les cruzó un gato. Los gatos son seres peculiares, les gusta ser observados y atendidos, siempre que ellos quieran, y cuando se cansan, por donde mismo llegaron, se van. El gato les dijo que llevaba un rato observándolos, y que disfrutó mucho su baile, que llevaba mucho tiempo sin dueño, y le gustaría poder conseguir la atención de alguien, para que lo adopte, y poder recibir mucho cariño a diario (y buena comida). Ellos le dijeron que iban al parque, que si quería podía acompañarlos, y ellos le contaban los trucos mientras jugaban. Al gato no le pareció buena la idea, verás, cuando te digo que les gusta la atención, es que necesitan toda la atención, cuando así lo quieren, otras veces no quieren ni que los mires. Se les cruzó en el camino una vez más, y los amenazó diciéndoles que no los dejaría pasar nunca al parque si no le explicaban en ese momento. Ojalá lo hubiesen visto antes y se hubiesen cambiado de tamaño todos para poder pasarle por encima y ser más rápidos que él, en este momento, solo El Gigante podía pasar; pero, como siempre, al enfrentarte  a una situación, la debes superar del tamaño en el que te encuentres en ese momento. 

    Augusto trató de hacerle entender, diciéndole que llevaban todo el día tratando de llegar al parque, y que ya casi caía el sol y querían jugar, y asegurándole que le explicarían como quiera, solo que lo harían mientras jugaban; pero el gato, gato al fin, solo podía pensar en su propio interés, y les insistió en que quería aprender el baile primero. La niña de la tribu de JAN sacó al Guerrero del reloj, que se puso a volar sobre el gato para distraerlo,  mientras ellos le pasaban por al lado y cruzaban al otro lado, en verdad querían jugar. El Gigante hizo volar al dragón de la sortija, en otro intento de distracción, pero el gato era demasiado rápido, los pillaba cada vez, no hubo de otra, después de varios intentos, decidieron ayudarlo primero. La razón por la que preferían hacerlo mientras jugaban es porque los gatos son muy lentos aprendiendo, aunque sean muy rápidos con lo que ya saben. Eso sí, una vez lo aprenden, lo dominan mejor que nadie, y sabían que se tardarían mucho y podían perder la oportunidad de juego del día, después de pasar tanto trabajo para llegar al parque. Decidieron hacer un trato con el gato y tomar turnos para enseñarle mientras los demás jugaban. Esa idea tampoco le gustó al gato, él sabía que cuando se trata de enseñar, mientras más maestros, mejor y más rápido es todo. 

    Se pusieron todos en línea, de frente al gato, y comenzaron con los pasos. “Muy bien señor gato”, dijo La Niña: “primero, levanta las manos lentamente, y ponlas frente a tu cuerpo, mientras haces esto, ve moviendo tu cabeza poco a poco hacia los lados”. El gato los miro con cara de, ehrm, permiso, no puedo hacer esos movimientos, aplícalos a cuerpo de gato. Todos rieron como locos, “¡verdad es!” La niña continuó: “Ok, olvida las manos, párate lo más derecho posible, y mueve tu cabeza hacia los lados lo más lentamente que puedas, casi como imitando a una serpiente. Recuerda hacerlo lentamente. Después de cuatro repeticiones a cada lado, da una vuelta repitiendo el movimiento mirando en cada una de las cuatro direcciones mientras das la vuelta”. El gato intentó e intentó, y falló y falló varias veces, finalmente estaba cogiéndole el truco, cuando de repente se paró alguien a su lado. No los veía a ellos, solo al gato, y empezó a hablarle. ¿Y ese baile? ¡Que lindo eres! ¿Tienes collar? ¿Vives con alguien? El gato les sonrió, sorprendido de lo rápido que había tenido efecto el baile, mientras se iba de los brazos de aquel Mayor de 5 Años con quien el baile tuvo efecto y por siempre agradecido. 

    Así como si nada hubiese pasado, se encontraron, finalmente, en la puerta del parque, con la entrada despejada, y la sensación de victoria de que ya estaban por entrar y jugar como llevaban anhelando todo el día. Empezaron a caminar hacia la entrada, El Gigante les abrió el portón (sincronizado con el viento para que no se dieran cuenta los Mayores de 5 Años), y cruzaron. A veces,  el esperar y anhelar algo tanto, hace que se convierta en algo más grande e importante de lo que en realidad es. 

    21 de marzo de 2020

    Y tú, ¿con qué dragón de te has tropezado?  ¿Me cuentas?

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    Episodio 36: http://traffic.libsyn.com/bitacoradeaventuras/036_-_Un_Tesoro_escondido_a_simple_vista.mp3

    Episodio 37: http://traffic.libsyn.com/bitacoradeaventuras/037_-_Una_Toreada_para_Nada_Convencional.mp3

    Episodio 42: http://traffic.libsyn.com/bitacoradeaventuras/042_-_La_Sortija_del_Dragon.mp3

    Episodio 44: http://traffic.libsyn.com/bitacoradeaventuras/044_-_Una_dulce_atraccion_segunda_parte.mp3