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090 – El Fin y el Comienzo, papelón incluido

    Historia Chinita

     

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

     

           Ayer, en medio de la celebración del fin de la vida laboral y el comienzo de la vida laboral autogestionada me entró un mareo brutal. Terminé en el hospital, por eso de comenzar esta nueva vida con el pie derecho y con un jalón de orejas, como siempre… Historia Chinita

     

    Bitácora de aventuras, edición El Fin y el Comienzo, papelón incluido

    Historia Chinita

           Tengo la buena / mala costumbre de que cuando voy a hacer algo me voy de casco y lo hago tan bien como es posible dentro de mis capacidades. El problema viene cuando quiero estirar un poco de más esas capacidades. Eso lo hago con frecuencia. Andaba toda contenta de cerrar un capítulo, pero por el otro lado, me preocupaba un poco (pensaba yo que era un poco) el hecho de que por primera vez en casi 20 años no tendría un ingreso externo asegurado. Yo siempre he sido muy buena administradora, y siempre tengo suficientes ahorros para estar casi un año sin trabajar. Sin embargo, esta vez, a diferencia de otras veces, tengo una familia. Si soy yo, agarro la caseta de campaña y me voy a vivir a la finca hoy mismo, pero con 2 niños de 6 y 7 años no es tan sencillo hacer ninguna transición de un día a otro. 

           Como siempre, mi cuerpo habló lo que yo no quería aceptar, y justo en los últimos días, empecé a sentir sensaciones extrañas. Como no me tiraban en la cama ni me incapacitaban, lo seguí de largo y seguí con mi rutina normal. Te abundo un poco más sobre los síntomas en específico en el episodio 8 del otro podcast, Sanando con tu Duende, pero en resumen, mi cuerpo estaba tratando de hablar por medio de los síntomas. 

           Empezando mi semana, y mi primer día de consultoría con 2 proyectos que tengo, me hice la agenda semanal exactamente igual a la que hacía con mi antiguo trabajo. Sin mucho tiempo para detenerme a pensar, acaparando cada día un momento para adelantar tareas. 

    Rewind a diciembre del año pasado…

           Una de las razones principales por las que ya no quería seguir en ese trabajo era porque había entrado en un punto en el que trabajaba todos los días; se suponía que serían 4 horas diarias así que dije, bien, no necesito días libres. Estaba equivocada, no estaba bien, también me equivoqué al pensar que realmente serían 4 horas diarias, sabiendo que siempre surgen imprevistos. Todos necesitamos un descanso, parar de vez en cuando. No lo estaba haciendo, y eso me drenó y me llevó a querer abandonar por completo algo que en cierto punto disfruté mucho, en un espacio y con personas a las que adoro. Cuando renuncié, me prometí a mi misma que me organizaría para nunca volver a cogerle repelillo a algo que me gustara tanto. Y aquí estoy, mirando mi agenda y riéndome de mi misma porque lo volví a hacer. Y lo más gracioso es que en verdad no lo hice igual, lo hice peor, con menos tiempo libre y sin ningún día libre. 

    Así somos, criaturas de hábito, para bien o para mal…

           La buena noticia es que mi cuerpo se encargó de enviarme el memo por medio de las batiseñales, literalmente batiseñales… eso lo vine a entender hoy. 

    Fast-forward al lunes….

           Me levanto sintiéndome como culo, pensando yo que tengo como una monga desde el miércoles pasado, que les contaba en el live. Llevo varios días así, como cansada y con mucha alergia y congestión, pero como es algo que me pasa todos los años para esta fecha, y “como tengo muchas cosas que hacer”, lo ignoro, y me visto para salir. Esa mañana se le añadió ardor al orinar a los síntomas, pero también lo ignoro y tomo mucha agua para "curarlo". Llego al sitio de la reunión de la consulta que tenía, y de inmediato encendí el chip de “estoy bien, momento de trabajar”, y como es algo que disfruto, hasta bien la pase y no sentí absolutamente ningún síntoma estando allí. Salgo de esa reunión y le digo a Miguelo que fuéramos a almorzar, por eso de celebrar “el fin de la era laboral de casi 13 años en ese lugar”, antes de dirigirme a la segunda reunión, de un segundo proyecto de consulta que tengo. Tú sabes, me conseguí 2 trabajos empezando justo el primer día de “libertad”, porque así soy, obstinada.  

           Tan pronto llegamos al sitio a almorzar, mi cuerpo se empezó a volver todo loco, me dieron escalofríos, cabeza ligera, náuseas y todo lo que te puedas imaginar que me envió mi cuerpo para decirme: "hola, estoy aquí, deja de ignorarme". Guardé la mitad del almuerzo, cancelé la segunda reunión del día, y llamé a teleconsulta, jurando que me dirían que me llamaría un médico como ha sido en el último año. Al evaluar los síntomas me mandaron a ir a sala de emergencias. Yo tengo un PTSD malo con las salas de emergencias, por todas las veces que tuve que ir sabiendo que me dirían: no sé lo que tienes, maneja los síntomas. Fui más veces a sala de emergencias en esos 2 años de enfermedad misteriosa que en los últimos 15 años. Eso, y que por la pandemia he tratado de no usar espacio en el hospital si no lo considero de vida o muerte. Allí me atendieron, y cuando salieron las pruebas, los números de los laboratorios estaban bien a lo loco. Una vez tuve una infección de orina que me llegó casi a los riñones, de esa semana en cama salió mi dreadlock, Raulito, del que te he contado en otros episodios. Pero ni siquiera en esa ocasión los números estaban tan altos. Había un resultado que debía estar en 1,200 y estaba en más de 6,000; otro que debía estar en 9 y estaba en 21; y otro que debía estar en 44 y estaba en 770. Una infección en esteroides, tú sabes, mi cuerpo cuando se enferma se va de casco. Resultó que la “monga” que tenía era simplemente que estaba tratando de combatir la infección y me bajaron las defensas. 

           Cuando venía de regreso del hospital, yo decía, ¿cómo es posible que tienes esos números, que llevas días sintiendo pequeños síntomas, y ni te enteras? ¿Cómo es posible que aun con esos números, por poco sigues ignorando y minimizando los síntomas? ¿Cómo no te enteras de lo que te va diciendo tu cuerpo? Estás a lo loco Natalita. Lo más triste es que no es la primera vez que pasa, pero al menos me propuse que sea la última. 

           Cuando estaba por quedarme dormida anoche, Augusto me levantó para recordarme dos imágenes que me había hecho mirar justo después de salir del lugar al que fuimos a comer: stickers y diseños de Batman en el carro estacionado al lado de nosotros y stickers de Batman en un carro frente a nosotros en la autopista de camino al hospital. Le dije que estaba tratando de dormir, que hablábamos al otro día, y me trajo la imagen de mi amigo Jorge, el esposo de una buena amiga al que le encanta Batman. Cuando vi su cara le dije: "ok Augusto, Batman, ya entendí que quieres hablar de él, ahora dime qué es para poder acostarme a dormir". No me dijo nada, y me acosté a dormir. Por la mañana cuando abrí los ojitos me dijo: “estabas ignorando las Batiseñales de tu cuerpo”, y me miró con cara de “pues, que vamos a hacer contigo” seguido de su clásica sonrisa de cuando está todo emocionado y a punto de decir: “¿o quieres quieres dejar x cosa atrás?” Es una de mis sonrisas favoritas en el mundo, y se parece a la de la escena del Grinch transformándose en el empleado del front desk del hotel en la película de Home Alone 2. No sé por qué esa escena marcó tanto mi vida, si no sabes cuál es, te dejé el video colgado en las notas. Yo la revivo cada vez que Augusto me hace esa invitación. 

           Acepté la invitación, como en tantas otras ocasiones, y decidí tomar la mañana de hoy libre, y separar unas horas en la noche para cambiar por completo mi nueva agenda de trabajo semanal, que a petición de Augusto, será 100% lo que me dé la gana, y 100% diferente a todas las anteriores, incluyendo añadir mi hora de caminata y yoga diaria. 

     

    30 de marzo de 2021

    Interesante comienzo de la "nueva vida" que he tenido, te cuento esta historia acurrucada en la cama y disfrutando los beneficios que la tecnología nos regala, de poder escribir acostada, también por eso de acostumbrarme a hacer las cosas de una manera realmente nueva, y no traerme prácticas antiguas que vengan a dañar esta nueva aventura de trabajar por mi cuenta. 

    Hace 10 días fue el primer curso, Conecta con tu Duende, y la pasamos tan bien que estoy que no quepo de la emoción por empezar en 12 días la segunda parte del curso, que estoy preparando, de la mano de Augusto como siempre. Esta segunda parte, será un acompañamiento de 4 semanas, para ayudar a incorporar lo aprendido a la vida diaria, y a convertirlo en un hábito. Si no te pudiste apuntar en el curso esa primera vez, ¡te tengo buenas noticias! Lo estaremos haciendo de nuevo el sábado, 17 de abril, así que si te apuntas a conectar con tus guías, allá te espero, estaré honrada de guiarte en tu proceso. 

    Si te interesan los temas de sanación, te invito a escuchar el episodio de hoy del podcast Sanando con tu Duende, en el que profundizo en esta enfermedad que estoy pasando, desde el punto de vista de la sanación integral que se trabaja en las sesiones. 

    ¡Y otra noticia antes de irme! Me invitaron a hacer una colaboración en otro podcast, y como era de esperarse, esto que estoy viviendo me está ayudando a preparar lo que estaremos compartiendo la próxima semana. Ya pronto te iré dejando más detalles. 

     

    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

    https://linktr.ee/natalita_

    https://www.youtube.com/watch?v=9-EXnXoZQaM - Minuto 2:20 

    Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!