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073 – Los Objetos

    Historia Amarilla

     

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

    Bitácora de aventuras, edición Los Objetos:

    Historia Amarilla

           Tengo una ahijada hermosa, que tiene un hermanito, ella tiene 13 años, él tiene 9, unos años después de ellos nació mi mejor amiga, mi otra sobrina que ahora tiene 4 años. He ido a casi todos sus cumpleaños, y cuando no he ido, los visito poco después para celebrar. Siempre llego con las manos vacías, y nunca me han pedido nada. Cruel ante los ojos de algunos, para mí siempre ha sido mi mayor legado para ellos. No creo en los regalos, pero sí en el amor, y siempre me he encargado de que lo sepan y entiendan, aún sin hablar del tema. Los más pequeños quizás no entienden cómo funciona, pero la grande, mi ahijada hermosa, ella es el humano más maduro que conozco, desde muy temprana edad, de que a veces no sé si su mamá y yo aprendemos de ella, o es al revés, como supuestamente debería ser. Ella notó tempranito que madrina prefería ayudar a mamá para que ella hiciera lo que era mejor para todos, y que si alguien recibía regalos en los cumpleaños de ella y su hermanito era su mamá y no ellos. 

           En la década que va desde que comencé la aventura de poseer menos cada día, me di cuenta de que a veces para contrarrestar nuestra ausencia, sustituimos con objetos, quizás para perdurar, o para ser recordados en los objetos, no sé, ya a estas alturas ni siquiera le encuentro la lógica al intercambio de objetos por obligación y no por necesidad. 

           Recientemente Miguelo se mudó a la casita, y esta semana agarré mi closet y lo vacié, casi la mitad de las cosas se fueron. Miraba las prendas de ropa y me reía recordando las historias que estaban atadas a ellas, y me reía de mí misma también, porque entre las cosas, encontré un traje y recordé exactamente el último día que me lo puse, aunque me encantaba: feria del vino de Lury, Córcega, julio de 2011. Se le rompió el cierre y lo guardé para arreglarlo y volverlo a usar, y nada, aquí andamos 7 años después, él en closet esperando por mi, y yo sin disfrutarlo. Lo puse sobre la máquina de coser, tengo una semana para arreglarlo, y si no lo hago, lo dono junto con los demás a alguien que le haga más falta que a mí. 

           Así me pasó con tantas cosas, las tenía porque alguien me las dio con mucho cariño, aunque ni me gustaran ni les diera uso. Tomé la decisión de dárselas a alguien que sí les dé uso (probablemente influenciada por Toy Story), y recordar la buena intención de quién me lo dio con un gracias y una foto (el álbum más divertido de recuerdos que pronto abandonarían la casita será por siempre el de julio 2013, qué misión, historia para otra bitácora). 

           No quisiera que mis buenas intenciones se convirtieran en estorbos para alguien algún día, así que desde hace al menos 13 años, dejé los regalos de objetos atrás. Eso sí, me vuelvo loca y no lo pienso ni 2 segundos antes de hacer la compra si veo algo que sé que es el sueño de alguien, ese tipo de alineaciones no se dan todos los días, y ser un duende de las felicidad de alguien más es una de las cosas más cabronas que hay. Desde ese día, así lo he hecho también con mis propios sueños y regalos a mi misma, digamos que en ese momento surgió también la impulsividad macabra de acción al conseguir cada pasaje de avión, la finca, y todas las aventuras que pronto seguirán viniendo. 

     

    11 - 30 de octubre de 2018 

     

    Y tu, ¿qué opinion tienes sobre los regalos?  ¿Me cuentas? 

    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

     

    https://linktr.ee/natalita_

     

    Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!