Skip to content

069 – La tribu de JAN visita la tribu de NES para una celebración

    Historia Violeta

     

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.

    Bitácora de aventuras, edición la tribu de JAN visita la tribu de NES para una celebración: 

    Historia Violeta

          Una tarde de septiembre, fuimos invitados por unos Mayores de 5 Años de la tribu de NES a una celebración un poco triste pero feliz a la vez: una de nuestras mejores amigas en el mundo cumplía 5 años. Es un momento difícil, pues a partir de ese momento se comienza a olvidar exponencialmente La Gran Ciencia del Balance, y temíamos mucho por ella, y lo que podría cambiar a partir de este momento.  Decidimos disfrutar el momento y no temerle, a petición de Augusto, que siempre disfruta de una buena fiesta...

           Para hacer aún más amena la celebración, invitamos a dos de los niños de la tribu de JAN, y de camino cantamos, bailamos, y tuvimos terapia de gritos, ya ni recuerdo por que. Augusto me sugirió incorporar la terapia de gritos un día que nos vio a todos cansados y un poco molestos (cada uno por sus propias razones). Me dijo, Natalia, es importante vivir cada emoción, para poder soltarla, en esta vida hay que aprender a soltarlo todo, si es que uno quiere ser verdaderamente libre y feliz.  Haciéndole caso como siempre, desde entonces, si hay molestia, nos montamos en el carro para no molestar a nadie más, contamos juntos en cuenta regresiva desde el 5, y sustituimos el 0 por un gran grito para dejar todo ir. Repetimos cuantas veces sea necesario hasta que podemos ver las molestias ponerse finititas finititas para caber por el pequeño espacio que hay entre las ventanas cerradas del carro, y luego llenarse de aire al salir del carro, convirtiéndose en globos volando por el cielo hasta llegar al espacio, en donde hay tantos recovecos para esconderse que ya no molestan a nadie, y ser libres también. 

           Llegamos al cumpleaños, ya más ligeros habiendo dejado ir la molestia del momento. La celebración resultó ser en una cueva llena de obstáculos. La niña de la tribu de NES, que era la cumpleañera, disfrutaba mucho de las aventuras extremas y, aunque estaba muy pequeña para ir sola a tenerlas, los Mayores de 5 Años de la tribu decidieron llevarla a una cueva que tenía una ventana por la que se podían asomar, así se aseguraban de que estaba a salvo mientras exploraba y vivía una aventura extrema por su cuenta junto a sus amigos.

           Una vez abierta la entrada a la cueva, todos los Mayores de 5 Años se quedaron en la ventana, y los niños entraron, todos excepto la niña de la tribu de JAN, pues no pareció muy dispuesta a explorar, y se quedó en mi falda mirando a los demás por la ventana. Al ver lo divertido que se veía la cueva, quise obligarla a entrar, en el normal afán por vivir las experiencias por los demás, pero Augusto vino corriendo desde la cueva donde se había ido detrás de los niños para recordarme que cada individuo decide cuando está listo para vivir las experiencias, y no es nuestro lugar decidir por ellos. Nos tiró un besito a cada una y se fue corriendo a la fila de niños otra vez. 

           La niña de la tribu de NES llevaba la delantera, era la gran líder de la expedición y reconocía su responsabilidad, exploraba cada recoveco antes de permitir que alguien la cruzara, y le daba pistas a los demás para que lo hicieran sin problemas. El primer obstáculo era un camino de tierra movediza, que tenían que atravesar para llegar a las montañas que luego debían cruzar para llegar al lejano manto volador. Para cruzar por el camino de la tierra movediza, la niña de la tribu de NES les pidió que se agarraran las manitas para hacer una cadena, pues se necesitaba la ayuda de todos para poder cruzarlo, porque de uno en uno se hundía más rápido la tierra. Se colocaron en línea, y fueron corriendo de la mano formando zig zags, para distribuir su peso uniformemente por todo el camino y  conseguir con esto que la tierra no se hundiera. Se quedó en la orilla de la primera montaña, ayudando a subir a cada uno de los niños según iban saliendo del camino de tierra movediza. Quiso esperar al niño de la tribu de JAN, que se había separado de la filita, pero Augusto vino corriendo y le dijo que no se preocupara, que siguieran los demás, que él cuidaría del niño. 

           El niño de la tribu de JAN había decidido lanzarse a otro camino más largo de tierra movediza, pues recientemente había aprendido a correr muy rápidamente, como sus muñequitos favoritos: Sonic y Kiriku, y quería usar sus habilidades. Prefería estar aparte para no tropezar con nadie, y probar cuán rápido podía correr y subir montañas de obstáculos. En su intento, se cayó en múltiples ocasiones, pero se levantó y lo volvió a intentar, cada vez. La niña de la tribu de NES le advertía en dónde podía tropezar, pero él no estaba muy atento a los avisos, estaba demasiado feliz de estar allí, no podía pensar en más nada que no fuera atravesar los obstáculos, y como sabía que Augusto corría a su lado y cuidaba de él, continuaba tropezando y volviendo a intentar feliz.  A pesar de haber cumplido recientemente sus 6 años, el niño de la tribu de JAN, al contrario de otros de su edad, no comenzaba a olvidar exponencialmente, pues su mente y su desarrollo, eran más avanzados que los de muchos de nosotros, en resumen, él es de los pocos afortunados que son elegidos al nacer para no olvidar nunca.  

           La niña de JAN permanecía en la orilla de las tierras movedizas, no quería participar, pero estaba anonadada mirando a todos esos valientes saltar de una montaña a otra. Ella siempre había sido una niña más calculadora, le gustaba ver a otros jugar primero y aprender viendo, para entonces decidir si jugaba o no, y a decir verdad la mitad de las veces le bastaba con mirarlos y entretenerse inventando su propio juego. 

           Una vez llegaron a la gran manta voladora, los niños celebraron por llegar a la meta. Le llamaban la manta voladora porque con cada paso que dabas sobre ella salías disparado en el aire, y era casi casi como volar, mientras más fuerte pisabas, más fuerte te disparabas por el aire, así que como se imaginarán, todos brincaban fuerte para volar más alto. En ese brincoteo andaban, cuando Augusto salió corriendo hacia la ventana de la cueva. Augusto se había salido a hablar con los duendes de los Mayores de 5 Años que por la ventana miraban a los niños jugar, para que se encargaran de incitarlos a jugar en la carrera de obstáculos, aunque fuese un solo día. Ellos no tardaron en entrar a la cueva, y corrieron directo hacia los niños, utilizando todas las estrategias que los habían visto utilizar. 

           Una vez en la cueva, encontraron una gran planicie, y decidieron jugar a las carreras de caballos. Los Mayores de 5 Años dejaron de ser Olvidadizos y miembros de la tribu de NES, y se transformaron de inmediato en veloces caballos. La pequeña Natalita y Augusto se quedaron de espectadores, hilando memorias colectivas en la gran base de datos de la red del aire, que solo los Recordadores pueden ver, y que está disponible para todos los Olvidadizos que estén dispuestos a recordar La Gran Ciencia del Balance, y a absorber todo el conocimiento que se ha descubierto, y el que está por descubrirse. 

           Por cada niño, un Mayor de 5 Años de la tribu de NES se convirtió en caballo, y escogió a su jinete. Iba a comenzar la gran carrera de caballos, y decidí convertirme yo también en un caballo, a petición de la niña de la tribu de JAN, que por primera vez en el día se une a los demás. Mientras corríamos, me contó que no le gustaba la tierra movediza, pues cuando era más pequeña había pasado un susto, casi se hundía, y no había querido volver a atravesar un camino así. Habiendo visto la estrategia de la rapidez que usó el niño de la tribu de JAN para atravesarlo, estaba lista para hacerlo, ya no tenía miedo, estaba montada en un caballo, y las habilidades del caballo se le transferían a ella, ahora era rápida, era poderosa, era, definitivamente, invencible. Atravesamos el camino victoriosas, y todos gritaron de felicidad corriendo sus caballos, pero nadie gritó tanto ni río tanto como ella.  Había conseguido superar su miedo, al parecer solo hacía falta un caballo.  

           Mientras corríamos, me preguntaba cuál sería mi caballo, esa arma secreta para sentirme poderosa en las cuevas de obstáculos, y se me ocurrió que quizás La Vida se va pasando por etapas, y que por ahora la respuesta era ser el caballo, por si acaso no llegaban los caballos a cargarme.

     

    viernes, 4 de octubre de 2019

     

    Y tú, ¿tienes un caballo o eres tu caballo? ¿Me cuentas? 

    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 

     

    https://linktr.ee/natalita_

     

    Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!